Acerca del Maltrato
El maltrato es un patrón de conducta insano inconsciente que forma parte de vínculos estables.
No nos referimos a un hecho aislado, sino a una forma sostenida en el tiempo como parte de una relación.
La parte maltratada generalmente carga capas de culpa solapadas provenientes muchas veces de experiencias de abusos (infancia, vidas pasadas, ancestros, etc.).
Es muy habitual que la parte abusada se sienta culpable del abuso, como una forma de intentar entender el abuso, en particular cuando éste provino de un ser querido.
Muchas veces las experiencias que causaron esto, se reprimen, aunque la culpa persiste, lo que crea el patrón.
Se atraen inconscientemente seres queridos que maltraten, lo que en sí mismo, a largo plazo, brinda oportunidades de hacer consciente el patrón y acercan a la experiencia que lo causó.
Mientras esto se viva inconscientemente, cada nuevo suceso, cada maltrato, será doloroso, aunque será también un nuevo paso que amplifica la consciencia de lo que está sucediendo.
Una vez que la persona maltratada se haga responsable del patrón, esto es, que comience a preguntarse “qué estoy haciendo para crear esto en mi vida” el proceso se vuelve más consciente.
Por una parte se comienzan a implementar límites, lo que no siempre es sencillo, pues se trata de personas que no han desarrollado su capacidad para decir “NO”, en esa área de su vida.
Esto lleva tiempo y requiere energías y aprendizajes.
Como la estrategia del Ego era intentar comprender la motivación del abusador “original”, el foco de atención de la persona maltratada se suele confundir, y en lugar de poner límites se suele desgastar intentando que la parte maltratadora “entienda”.
Esto es un círculo vicioso, pues mientras la parte maltratadora no entienda, la parte maltratada se sentirá culpable, lo que habilitará nuevas formas de maltrato.
El proceso evolutivo da un salto gigantesco cuando la persona maltratada toma consciencia que no es su responsabilidad si la otra parte entiende o no. Su responsabilidad es crear el trato que elija.
Cuando la persona maltratada se hace responsable, cobra consciencia de que su responsabilidad es cambiarse a sí misma.
En este punto, es capaz de respetar sus límites y de ser necesario alejarse.
La persona maltratada deja de cargar con la etiqueta y comienza a darse cuenta de que es una persona, capaz de crear el trato que elija.
Hasta este punto la parte maltratadora puede parecer el villano de la película, aunque es más similar a la parte maltratada de lo que parece.
El patrón de maltrato, en general, también proviene de experiencias de abuso (infancia, vidas pasadas, ancestros, etc.).
La diferencia radica en la estrategia que adoptó el Ego en relación a lo sucedido.
En lugar de hacer un esfuerzo inconsciente por intentar comprender a la parte abusadora, activa mecanismos de defensa ofensiva, es decir, ataca para no volver a recibir abuso, ataca para ponerle límites al abuso.
Como en este contexto las experiencias causales provienen de seres queridos, se configura la contraparte del patrón, esto es, personas que maltratan a seres queridos.
Por supuesto que esto ocurre de forma inconsciente y se ve reflejado en sus relaciones profundas, con lo cual se hace muy común que tengan dificultades para crear y sostener relaciones sanas de pareja, o si las crean y sostienen, tienen rasgos de sado/masoquismo, aunque sea sólo psicológico/verbal.
Paradojalmente, lo que más necesita quien acarrea patrones de maltrato son límites, que es lo que la parte maltratadora está brindando en exceso (maltrato).
Al recibir límites, el Ego del maltratador intentará defender la mecánica que tanto le ha servido y que genuinamente le ha permitido dejar de recibir abuso.
Las primeras respuestas ante estos límites pasan por sentirse traicionado/a, abandonado/a y muchas veces atacan (maltratan) por esta sensación, acusando de huidas, abandonos, traiciones, etc.
Lo que estos ataques buscan es re-activar la culpa de la parte maltratada, para retornar a la mecánica del maltrato que por tanto tiempo a ambas partes les aportaba comodidad, pues ambas partes sentían que algo se resolvía con el maltrato (la parte maltratada sentía que hacía esfuerzos para que la otra parte entendiera, mientras que la parte maltratadora se sentía orgullosa de cómo ponía límites).
Si la parte maltratada es capaz de sostener los límites, es la mejor ayuda que le podría brindar a la parte maltratadora, pues un límite real, un “NO” genuino, la moviliza y le brinda oportunidades de hacerse consciente de lo que está sucediendo, replanteándose sus formas de vinculación e incluso recibir “pistas” de la experiencia causal.
Si aprovecha esta oportunidad y se hace responsable de lo que está creando en su vida (así como de lo que no está creando), puede elegir cambiar.
Algunos puntos que pueden resultar útiles:
En ambos casos los cambios suelen requerir procesos terapéuticos que terminen de sanar el patrón.
Si visualizas o sientes a una de estas partes como “victimaria”, como “mala”, estás bajo un patrón de maltrato (en cualquiera de los dos roles).
Si permanentemente en un vínculo recibes quejas, reproches, faltas de respeto, menosprecio o desvalorización de lo que haces o eres, estás en el rol de “maltratado/a”
Si no tienes el hábito de agradecer, estás en el rol de “maltratador/a”
Si sientes que la otra parte está “mal” o debe cambiar, estás bajo el patrón de maltrato.
Un elemento crucial que ayuda a trascender este patrón, es que sucede con seres queridos y ambas partes sienten que están haciendo lo correcto. Si utilizas esto a tu favor, se hará mucho más llevadero el proceso de transformación.
Una vez que se aprende a decir “NO” genuinos, se pueden decir “SÍ” que permitirán crear nuevas realidades.
La única vía de transformar este patrón, es hacerse responsable y CAMBIAR UNO, lo que además constituirá la mejor ayuda que le podemos brindar a la otra parte.
Mauricio Onetto